Se calcula que hoy en día hay cerca de siete mil lenguas repartidas por todo el planeta. Cada una de ellas -la utilice uno o un millón de hablantes- es el reflejo de una manera de sentir, de relacionarse y de entender la realidad que nos rodea. Una lengua es, sin duda, mucho más que complejos manuales de gramática o voluminosos diccionarios de infinitas entradas, es una invitación a comprender la cultura, la historia, la espiritualidad… de cada ser humano. Creemos, pues, que todas las lenguas deben ser entendidas como un tesoro a respetar y proteger, y así lo hacemos desde la Universidad Europea de Valencia.
Desde el 2015, en nuestras aulas -además del estudio de las diferentes lenguas extranjeras que se lleva a cabo en los grados y postgrados ofertados- se imparten los cursos para la obtención del certificado para la Capacitació de l’Ensenyament en Valencià -además del homónimo en lengua inglesa-, puesto que el papel de los maestros y profesores de los centros educativos de nuestra comunidad es fundamental en el correcto aprendizaje y uso de las lenguas recogidas tanto en nuestro Estatuto de Autonomía como en el Marco Común Europeo de Referencia. Es necesario que todos los docentes conozcan y se involucren en la correcta transmisión de esta riqueza lingüística, la cual genera cada día un sinfín de conocimientos y productos culturales de calidad, así como en la elaboración de materiales didácticos que permitan su pervivencia en las próximas generaciones. Eso sí, y puesto que ya ha quedado demostrado que los conceptos meramente teóricos no contribuyen a la mejora de la competencia comunicativa, apostamos siempre por la búsqueda de nuevas vías en su aprendizaje como el uso de los medios audiovisuales o de las nuevas tecnologías.

Pero, además, los asistentes a los módulos de la Capacitació per a l’Ensenyament en Valencià tienen la oportunidad de aproximarse y poner en práctica durante varios meses nuevas técnicas, metodologías y enfoques pedagógicos. Necesitamos parar de vez en cuando y replantearnos qué entendemos por educación y cómo podemos desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje con mayor eficacia. Nos guste o no, el tiempo pasa y la educación debe avanzar al ritmo de la sociedad -especialmente si trabajamos con los más jóvenes-, así que a todos los docentes nos puede venir bien de vez en cuando un “reciclaje”. Así, por ejemplo, el aprendizaje dialógico, el aprendizaje basado en problemas o el trabajo por proyectos constituyen excelentes herramientas educativas utilizadas en nuestras clases, aunque sin olvidar por ello otros métodos de enseñanza más tradicionales, e intentando aderezarlos siempre con una buena dosis de creatividad y ¡de paciencia! ya que, como suelo decir a mis alumnos (docentes en activo y jóvenes proyectos de) la educación es una refrescante pero fatigosa profesión en la cual, afortunadamente, no estamos solos. La realidad nos brinda increíbles recursos educativos -solo debemos observarla- y la ayuda inestimable de grandes profesionales de otras áreas a los que podemos acudir con nuestro alumnado para ampliar, compartir y aumentar nuestros conocimientos y puntos de vista. Porque, como dijo Fritz Perls, “Aprender es descubrir que algo es posible”. Y juntos es más fácil.
Ester Algarra Santacreu